LOS HUSOS HORARIOS

TimeZonesBoy, Public domain, via Wikimedia Commons

Podemos definir huso horario como cada uno de los 24 sectores en que se divide la superficie de la Tierra que resultan de repartir los 360º de la esfera terrestre entre las 24 horas que invierte en dar una vuelta completa sobre su propio eje. Por tanto, al menos desde un punto de vista teórico, cada huso horario se correspondería con un arco de 15º. Sin embargo, si nos fijamos en el planisferio, comprobaremos cómo por cuestiones políticas, al final, la morfología de los husos horarios es irregular.

Como norma general, para determinar la hora en algún lugar del mundo se toma como referencia el meridiano de Greenwich o 0 en donde la hora es denominada UTC -Universal Time Coordinated-. Desde el mismo, se añade una hora por cada huso horario que se recorra hacia el este y se resta una hora por cada huso que se recorra hacia el oeste. De este modo, en la península ibérica el huso aplicado es UTC+1, conocido como CET -Central European Time-, mientras que en las islas Canarias, el huso es UTC. Obsérvese cómo el huso CET lo comparten países como España, Italia o Austria, en donde el sol pasa incluso con más de dos horas de diferencia entre las regiones más orientales y las occidentales.

Por ello, cada día es normal que mientras en la vieja Europa estamos tomando el almuerzo, en la costa oriental de EEUU están recién levantados desayunando y en el sureste asiático están cenando y se están preparando para acostarse y afrontar un nuevo día que llegará por la denominada «Línea Internacional de Cambio de Fecha». La creación de esta forma de medir el tiempo en todo el planeta surgió a  finales del siglo XIX, gracias al transporte ferroviario: se hubo de uniformizar horarios para evitar situaciones absurdas como las producidas por el error de cálculo teniendo en cuenta que Madrid pudiera tener su hora y Murcia la suya. El ingeniero escocés-canadiense Sandford Fleming fue quien llevó la iniciativa.

Si deseas conocer algunas de las paradójicas situaciones que se producen como consecuencia de la aplicación de los husos horarios, puedes echar un vistazo a este enlace.

Aquí tienes acceso a un reloj mundial.

Mis alumnos de 1º de la ESO deben abrir este enlace y realizar las actividades propuestas en él.

EL TIEMPO EN 59 AÑOS

Dos vídeos, el primero, es una grabación -por tanto real- del programa de TVE1 «El Tiempo» del verano de 1991, el presentador es José Antonio Maldonado. Obviamente aquellos días hacía mucho calor, pues era pleno verano, y ya sabemos que los veranos en España -y muy especialmente en la Región de Murcia- son especialmente rigurosos.

En el segundo vídeo se recrea una hipotética edición en el verano de 2050, 59 años en el futuro del primero. Aunque es una ficción, la realidad en 2050 podría ser muy parecida a la que nos presenta Mónica López: temperaturas cercanas a los 50ºC y calor realmente asfixiante. Precisamente, una de las consecuencias más palpables del cambio climático en el futuro inmediato será la mayor frecuencia y dureza de las olas de calor.

Bla bla Bla

En nuestras manos está minimizar las consecuencias del cambio climático y hacer que cuando llegue el día que presenta el segundo vídeo, la situación sea más parecida a la situación que nos presenta José Antonio Maldonado.

EL SOL DE MEDIANOCHE

Siempre me ha llamado la atención poder estar a las dos de la mañana leyendo el periódico como si fuera mediodía, tal y como se puede hacer en las latitudes altas durante el periodo estival más cercano al solsticio de verano alrededor del 21 de junio de cada año.
Hace un tiempo tuve la oportunidad de visitar en este periodo Finlandia y pude comprobar que el sol no se puso en los tres días que estuve allí. Es más, el mismo recorría un círculo por la totalidad de la bóveda celeste; es decir, dependiendo de la hora, el denominado astro rey se podía ubicar en cualquier dirección de la rosa de los vientos. Sólo entre las 23:00 y las 02:00 parecía que nuestra estrella se quería marchar a descansar un rato, pero no llegaba a ocultarse del todo.
Pero, ¿por qué se produce este fenómeno tan curioso? El sol de medianoche tiene que ver con la posición de la Tierra con respecto a su eje, es decir, de la estación del año. Cuando nuestro planeta alcanza la inclinación máxima de 23 grados y 27 minutos, el día «cuasi eterno» llega al polo durante más de 180 jornadas. En los siguientes croquis se ilustra gráficamente esta singularidad:
Untitled Bóveda celeste (1)

Mientras se produce este fenómeno, en el otro hemisferio o en el mismo, seis meses después, tiene lugar la «noche polar», que consiste justamente en lo contrario, en la oscuridad «cuasi eterna».

Los efectos sobre el ser humano (especialmente sobre los que somos de otras latitudes más bajas) se pueden resumir en disfunciones de los bioritmos que se ven reflejadas en la posibilidad de sufrir insomnio. En cualquier caso, la belleza de esta maravilla, siempre será mayor que los posibles inconvenientes que nos pueda causar.