MURCIA 1200: HISTORIA DE UNA CIUDAD

Fundación de Medinat Al-Mursiya:

Desde su fundación en 825 por Abderramán II como Madinat Al-Mursiya, Murcia ha sido testigo de innumerables transformaciones. A lo largo de sus 1200 años de historia, la ciudad ha evolucionado desde un núcleo musulmán estratégico en Al-Ándalus hasta convertirse en una urbe moderna que celebra su rico pasado mientras mira al futuro. Aquí repasamos su historia desde el siglo IX hasta la actualidad, destacando los episodios que definieron su identidad.

La historia de la ciudad de Murcia comienza oficialmente el 25 de junio de 825, cuando el emir Abderramán II fundó Madinat Al-Mursiya, de acuerdo con las estimaciones de Robert Pocklington, como un punto clave en el sur de la península ibérica dentro del contexto de Al-Ándalus. Sin embargo, sus raíces se remontan aún más atrás, al establecimiento de la Cora de Tudmir, un pacto firmado en 713 entre el valí Abd al-Aziz y Teodomiro (Tudmir en árabe), un noble visigodo. Este acuerdo permitió la coexistencia entre musulmanes y cristianos, estableciendo una región próspera, con epicentro en la Vega Baja, que sería el germen de lo que más tarde se convertiría en la ciudad de Murcia.

Cuando Abderramán II ordenó la construcción de Madinat Al-Mursiya, la ciudad se diseñó con un urbanismo adaptado al entorno del río Segura, aprovechando la fertilidad de la huerta y estableciendo una red de acequias y canales que transformaron el paisaje. La ciudad se organizó en torno a una medina amurallada, con calles estrechas y sinuosas, en el centro de la cual se encontraba la mezquita mayor. Este urbanismo respondía no solo a las necesidades defensivas, sino también a las religiosas y comerciales de la época.

La muralla de Murcia, construida en este periodo, incluía varias puertas que conectaban la ciudad con el exterior, como la Puerta de Orihuela, la Puerta de Santa Eulalia y la Puerta de la Aduana. Posteriormente, sobre esta muralla islámica se llevaron a cabo ampliaciones y modificaciones en el siglo XIII y durante la época cristiana, consolidando su papel defensivo y simbólico.

El sistema de irrigación desarrollado por los árabes en Murcia marcó un antes y un después en la historia de la zona, permitiendo la expansión de cultivos y convirtiendo la huerta murciana en un motor económico de primer nivel.

Murcia como Capital de la Taifa de Xarq Al-Ándalus:

Con la fragmentación del Califato de Córdoba a principios del siglo XI, Murcia se convirtió en capital de una de las taifas más importantes del Xarq Al-Ándalus (el este andalusí). En este periodo, la ciudad vivió un auge cultural, económico y urbanístico. Su estratégica ubicación la convirtió en un cruce de caminos comercial y militar, reforzando su importancia en la región.

En el siglo XII, destaca la figura de Ibn Mardanish, conocido como el Rey Lobo. Este gobernante, posiblemente de origen muladí, hizo de Murcia su capital y lideró una resistencia frente a los almorávides y posteriormente a los almohades, convirtiéndose en uno de los personajes más fascinantes de la época. Durante su reinado, Murcia alcanzó un notable desarrollo económico y militar, acuñando su propia moneda, el morabetino lupino, aceptado como medio de pago en todo el Mediterráneo. Esta moneda simbolizaba no solo la independencia de Murcia, sino también su papel como centro económico de referencia.

En la imagen anterior, Ibn-Mardanish, conocido como el Rey Lobo.

Ibn Arabí (1165-1240): Conocido como el «Shaikh al-Akbar» o «El Maestro Supremo», fue un destacado filósofo, místico sufí y poeta nacido en Murcia. Su obra, centrada en la espiritualidad islámica y el misticismo, incluye textos como Las Iluminaciones de La Meca, que aún hoy son estudiados en todo el mundo. Ibn Arabí es considerado uno de los pensadores más influyentes del sufismo.

El Asedio de Murcia (1171-1172) y la Reconquista

El declive del dominio musulmán en Murcia comenzó con el asedio de 1171-1172, cuando los almohades tomaron la ciudad, consolidando su control sobre el Xarq Al-Ándalus. Sin embargo, la llegada de Alfonso X El Sabio en el siglo XIII marcó un cambio decisivo. Alfonso X, en nombre de su padre Fernando III, el Santo, reconquistó Murcia en 1243 mediante el Tratado de Alcaraz. Este acuerdo estableció un periodo de coexistencia entre musulmanes, cristianos y judíos en la ciudad.

Durante su reinado, Alfonso X fundó en 1272 el germen de lo que centurias después sería la Universidad de Murcia, estableciendo una Escuela Superior que fomentó el desarrollo intelectual de la región. Según algunas fuentes, esta institución pudo haberse desarrollado con el apoyo del noble el Ricotí, que probablemente era mudéjar, fortaleciendo la relevancia cultural de Murcia.

Urbanismo y Sociedad Tras la Reconquista

Tras la reconquista, el urbanismo de Murcia se transformó. La calle Trapería se convirtió en un eje divisorio, separando los barrios habitados por cristianos y musulmanes. Al este de la calle se establecieron judíos y moriscos, mientras que los cristianos se concentraron al oeste de la ciudad, reflejando las tensiones sociales de la época.

La ciudad, ahora bajo dominio cristiano, experimentó una nueva etapa de urbanización con la construcción de iglesias sobre antiguas mezquitas y la reorganización de los espacios públicos para adaptarlos al modelo cristiano medieval.

Conquista de Jaime I el Conquistador

En 1266, Jaime I de Aragón, conocido como el Conquistador, intervino en Murcia para sofocar una revuelta mudéjar. Durante un breve periodo, la ciudad quedó vinculada al Reino de Aragón hasta que pasó definitivamente a Castilla. Este hecho supuso el fin de los privilegios musulmanes y un cambio drástico en la estructura social y urbana de la ciudad.

Siglos XIV al XVII:

Tras la conquista definitiva por parte de Castilla en el siglo XIII, Murcia vivió un proceso de reorganización marcado por la cristianización de sus espacios urbanos y la consolidación de su estructura social. La construcción de la Catedral de Murcia sobre la antigua mezquita mayor, que comenzó en 1394, simbolizó este cambio. Durante el siglo XIV, la población de la ciudad rondaba los 6.000 habitantes, creciendo lentamente en los siglos posteriores.

En el siglo XV, la ciudad prosperó gracias a su privilegiada ubicación como cruce de caminos y a la riqueza de la huerta murciana, duplicando la población previa. Sin embargo, los siglos XVI y XVII también trajeron desafíos: la ciudad sufrió las consecuencias de epidemias, inundaciones del río Segura y terremotos, aunque logró superar estas adversidades y mantener su relevancia como centro agrícola y comercial, con una población cercana a los 20.000 habitantes al final del siglo XVII.

Un episodio destacado de esta época es la Batalla del Huerto de las Bombas (1706), durante la Guerra de Sucesión Española. Murcia, leal a Felipe V, logró repeler el ataque de las tropas austracistas en el Huerto de las Bombas, consolidando su posición en el conflicto. Este enfrentamiento se convirtió en un símbolo de resistencia murciana y dejó una huella profunda en la historia de la ciudad.

Siglo XVIII

El siglo XVIII marcó un periodo de esplendor para Murcia, conocido como «la ciudad del barroco». Con una población que creció hasta los 50.000 habitantes, la ciudad experimentó un auge arquitectónico y cultural. Se construyeron iglesias barrocas, como San Juan de Dios, y se finalizó la espectacular fachada de la Catedral, diseñada por Jaime Bort.

Un hito importante de la época fue la construcción del Puente Viejo o de los Peligros en 1742, que conectó el casco histórico de Murcia con el Barrio del Carmen, situado al otro lado del río Segura. Diseñado en piedra, este puente facilitó la comunicación entre ambas orillas e impulsó el desarrollo del Barrio del Carmen, integrándolo plenamente en la vida social y económica de la ciudad, convirtiéndose en un símbolo emblemático de Murcia.

Francisco Salzillo (1707-1783): Este escultor barroco murciano es reconocido como uno de los grandes maestros de la imaginería religiosa en España. Su taller produjo algunas de las obras más emblemáticas de la Semana Santa murciana, como los pasos procesionales del Misterio de la Oración en el Huerto y La Última Cena. Su estilo destaca por el realismo y la delicadeza de sus figuras.

Sin embargo, no todo fueron momentos de prosperidad. A lo largo del siglo, Murcia continuó enfrentando las temidas inundaciones del río Segura, que afectaban regularmente la huerta y los barrios más bajos de la ciudad. Estos desafíos llevaron a la realización de proyectos hidráulicos que mejoraron parcialmente la gestión del agua.

Siglo XIX

El siglo XIX fue una época de cambios significativos. La ciudad, con una población estabilizada en torno a los 60.000 habitantes, vivió las convulsiones de las guerras napoleónicas, la desamortización de Mendizábal y el inicio de la industrialización. Aunque Murcia seguía siendo esencialmente agrícola, comenzó a diversificar su economía con la industria textil y la fabricación de esparto.

Un evento trágico pero crucial de esta época fue la Riada de Santa Teresa (1879). Durante el mes de octubre, el río Segura se desbordó, causando la muerte de más de 750 personas y dejando a miles sin hogar. Este desastre natural marcó un antes y un después en la planificación hidráulica de la región, impulsando la construcción de infraestructuras que mitigaran los efectos de futuras inundaciones.

Otro episodio importante fue el Terremoto de 1829, que afectó gravemente a Murcia y sus alrededores. Aunque el epicentro estuvo en Torrevieja, el sismo dejó una profunda huella en la ciudad y destacó la necesidad de mejorar la seguridad estructural de las edificaciones.

Además, el siglo XIX fue testigo de la expansión urbana de Murcia con la creación de nuevos barrios y el desarrollo de infraestructuras modernas que conectaron la ciudad con otras regiones, adaptándose a los cambios sociales y económicos de la época.

Siglo XX

El siglo XX trajo consigo una explosión demográfica. La población creció de 80.000 habitantes en 1900 a más de 350.000 al final del siglo. Este crecimiento se debió, en parte, a la mejora de la agricultura y al auge de la industria y los servicios. Sin embargo, la ciudad también enfrentó dificultades, como las restricciones económicas durante la Guerra Civil (1936-1939).

Durante la Guerra Civil, Murcia, un bastión republicano, sufrió bombardeos como el ocurrido en el Mercado de Verónicas en 1939, que dejó decenas de víctimas y mostró las terribles consecuencias del conflicto en la retaguardia. A pesar de estos eventos, la ciudad mostró una notable capacidad de resiliencia durante la posguerra, con la reconstrucción de sus barrios y la consolidación de su papel como capital regional.

La refundación de la Universidad de Murcia en 1915 también jugó un papel crucial en el desarrollo cultural y educativo de la ciudad, atrayendo a estudiantes de toda la región y fomentando la investigación y la innovación. En la actualidad, la población universitaria de la ciudad de Murcia supera los 40.000 estudiantes, la mayor parte de ellos en la UMU, y un 20 por ciento aproximadamente en la UCAM.

Siglo XXI

En el siglo XXI, Murcia se ha consolidado como una ciudad dinámica y moderna. Con una población que en 2025 se acerca a los 500.000 habitantes, celebra sus 1200 años de historia como un ejemplo de resiliencia y adaptación. La ciudad ha destacado en agricultura sostenible, aplicando innovaciones tecnológicas que han potenciado la huerta murciana, y ha diversificado su economía hacia sectores como el turismo y los servicios.

La historia de Murcia es un fascinante viaje a través de los siglos, marcado por desafíos y logros que han definido su identidad. Desde la resistencia en la Batalla del Huerto de las Bombas hasta la superación de catástrofes como la Riada de Santa Teresa, la ciudad ha sabido adaptarse y prosperar. En 2025, Murcia celebra sus 1200 años de historia como un crisol de culturas y un ejemplo de cómo tradición e innovación pueden coexistir, manteniendo viva su esencia mientras mira hacia el futuro.

CIUDADES DE AYER, HOY Y MAÑANA: DESAFÍOS Y TRANSFORMACIONES URBANAS

Las ciudades son uno de los fenómenos más importantes del mundo contemporáneo. Desde la Revolución Industrial, en el siglo XIX, han experimentado un crecimiento sin precedentes. Este proceso de urbanización se inició en Europa y América del Norte, pero en el siglo XX y XXI se extendió al resto del mundo. En 2020, aproximadamente el 56% de la población mundial vivía en ciudades, mientras que en España esta cifra alcanzaba casi el 80%. Aunque el mayor crecimiento urbano se dio inicialmente en los países industrializados, en las últimas décadas ha sido espectacular en los países del Tercer Mundo y en vías de desarrollo, especialmente en Asia, África y América Latina. Ciudades como Lagos, Delhi o Sao Paulo se han convertido en enormes centros urbanos con tasas de crecimiento poblacional y económico impresionantes. Este fenómeno está impulsado por la globalización, los avances tecnológicos y la búsqueda de oportunidades laborales y educativas.

Las ciudades han pasado por diferentes etapas históricas que reflejan su evolución. En el periodo preindustrial, las ciudades eran pequeñas y estaban contenidas dentro de murallas que las protegían. Su economía se basaba principalmente en la agricultura, el comercio y las actividades artesanales, como ocurrió en las ciudades medievales. Ejemplos de estas ciudades incluyen las griegas, con su planificación irregular, o las romanas, caracterizadas por un diseño reticular. Con la llegada de la etapa industrial, las ciudades crecieron rápidamente debido al desarrollo de las fábricas, atrayendo a una gran cantidad de población del campo. Este crecimiento hizo que las ciudades se expandieran más allá de sus murallas medievales, dando lugar a ensanches y nuevos barrios industriales. Sin embargo, este crecimiento fue caótico en muchos casos, generando barrios obreros con condiciones insalubres y problemas de planificación urbana. Finalmente, en el periodo posindustrial, que abarca el siglo XX y XXI, las ciudades han cambiado hacia una economía basada en los servicios y el conocimiento, con una marcada expansión territorial y el desarrollo de grandes áreas metropolitanas.

Las ciudades tienen distintas formas y funciones. Desde un punto de vista morfológico, se reconocen tres tipos principales de trazados urbanos. Las ciudades de trazado irregular tienen calles desordenadas y sin planificación, propias de ciudades antiguas. El trazado reticular sigue un diseño cuadriculado y planificado, típico de las ciudades modernas. El trazado radial se organiza alrededor de un núcleo central con calles que parten hacia la periferia. En cuanto a sus funciones, las ciudades albergan actividades económicas, políticas, culturales, comerciales e industriales. Aunque la función principal sigue siendo la residencial, estas actividades las convierten en centros vitales para el territorio que las rodea.

En España, las ciudades tienen características específicas. Muchas de ellas son muy antiguas y han seguido el modelo mediterráneo, con calles estrechas y compactas. Las ciudades españolas suelen ser densas y están bien conectadas con sus áreas metropolitanas. Ejemplos de esta jerarquía urbana son Madrid y Barcelona como metrópolis nacionales, Murcia como una metrópoli regional, y Cartagena como cabecera comarcal. De hecho, en los mapas urbanos de Cartagena se pueden observar claramente las diferentes áreas urbanas, como el casco histórico, las zonas residenciales, las áreas industriales y los espacios verdes.

El futuro de las ciudades plantea grandes retos. Las ciudades generan una gran presión sobre el medio ambiente, siendo responsables de gran parte de las emisiones de gases de efecto invernadero, del consumo de recursos y de la generación de residuos. Para reducir estos impactos, es fundamental mejorar la gestión del tráfico. Medidas como la peatonalización de los centros urbanos y la implantación de zonas de bajas emisiones (ZBE) están ganando protagonismo, especialmente en municipios con más de 50.000 habitantes. En Madrid, por ejemplo, dentro de la «almendra central» existen serias restricciones de tráfico que buscan reducir la contaminación y fomentar el uso del transporte público o la movilidad sostenible. Además, nuevas formas de movilidad personal, como bicicletas, patinetes eléctricos y vehículos compartidos, están cambiando el modo en que nos desplazamos por las ciudades.

Un concepto clave es el de la ciudad de 15 minutos, que propone que los habitantes puedan acceder a todo lo necesario para su vida diaria (trabajo, educación, ocio, salud) en un máximo de 15 minutos caminando o en bicicleta desde sus hogares. Este modelo busca crear ciudades más sostenibles, humanas e inclusivas, donde se prioricen las necesidades de las personas y se reduzca la dependencia del automóvil y las largas distancias. Este enfoque es fundamental para garantizar un futuro más equilibrado para las ciudades y sus habitantes.

¿ES LO MISMO EL ESTADO QUE EL GOBIERNO?

¿Qué es un Estado?

España de las autonomías. Fuente: IGN

Un Estado es una organización política que se encarga de gestionar y organizar la vida de las personas en un territorio determinado. En otras palabras, el Estado es la estructura que regula nuestra vida cotidiana a través de leyes, instituciones y servicios como la seguridad, la justicia, la sanidad, la educación, y mucho más.

El Estado español tiene el poder sobre todo el territorio nacional y regula cuestiones fundamentales para todos los ciudadanos, como la defensa del país, las relaciones internacionales, o la creación de normas que se aplican en toda España.

Tipos de Estados

Existen diferentes maneras en que los Estados pueden organizarse. A continuación, te presentamos tres modelos principales:

  1. Estado Centralista: En este tipo de Estado, el poder está concentrado en un único gobierno central, sin que haya mucha delegación de competencias a otros niveles. Esto significa que todas las decisiones importantes se toman desde la capital. Un ejemplo de Estado centralista es Francia, que durante mucho tiempo concentró todas las decisiones en París.
  2. Estado Federal: En los Estados federales, el poder está dividido entre un gobierno central y gobiernos regionales. Estos gobiernos regionales (o federaciones) tienen bastante autonomía para tomar decisiones sobre cuestiones importantes dentro de su territorio. Un ejemplo de Estado federal es Alemania, donde los diferentes «Länder» (estados federados) tienen competencias propias en áreas como la educación o la sanidad.
  3. España y las Autonomías: España es un Estado autonómico. Esto significa que las Comunidades Autónomas (como Cataluña, Andalucía o la Región de Murcia) tienen cierto nivel de autonomía para gestionar competencias como la educación, la sanidad o el turismo. Sin embargo, el Gobierno central sigue siendo el responsable de otras cuestiones clave, como la defensa, las relaciones exteriores y la política económica general. Este sistema permite adaptar mejor las políticas a las necesidades de cada región, respetando sus particularidades históricas y culturales.

El Gobierno: Diferencia entre Estado y Gobierno

¿Qué es el Gobierno?

El Gobierno es el conjunto de personas que gestionan el Estado en un momento dado. En el caso de España, el Gobierno está dirigido por el Presidente del Gobierno, que es elegido por el Parlamento después de las elecciones. Este equipo es responsable de tomar decisiones diarias sobre la política del país, gestionar la economía, las relaciones internacionales, la defensa y mucho más.

Diferencias entre Estado y Gobierno

Es importante que no confundamos el Estado con el Gobierno. Mientras que el Estado es una institución permanente que siempre está presente (sin importar quién esté en el poder), el Gobierno es algo temporal, que cambia cada vez que hay elecciones. Cuando votamos en las elecciones, elegimos a los representantes que formarán el próximo Gobierno, pero el Estado sigue funcionando sin importar el resultado electoral.

Por lo tanto:

  • El Estado es la estructura, la base que organiza el país. Incluye instituciones como la justicia, la policía, el sistema educativo y el sistema sanitario.
  • El Gobierno es el grupo de personas que gestiona esa estructura, que toma decisiones y lleva a cabo políticas en nombre del Estado.

Tipos de Gobiernos: Democracias y Dictaduras

¿Qué es una Democracia?

Una democracia es un sistema de gobierno donde el poder reside en el pueblo. Los ciudadanos tienen el derecho de participar en la toma de decisiones, ya sea votando directamente sobre cuestiones importantes (como en una democracia directa) o eligiendo a sus representantes para que tomen decisiones por ellos (como en una democracia representativa).

En España, por ejemplo, tenemos una democracia representativa. Esto significa que los ciudadanos votamos para elegir a nuestros representantes (diputados, senadores, concejales), y ellos son los encargados de aprobar leyes y gestionar el país en nuestro nombre.

Características de una democracia:

  • Elecciones libres y justas: Los ciudadanos eligen a sus gobernantes.
  • Separación de poderes: El poder está dividido en Ejecutivo (Gobierno), Legislativo (Parlamento) y Judicial (jueces).
  • Derechos y libertades: Los ciudadanos tienen derechos garantizados, como la libertad de expresión, el derecho al voto y el derecho a un juicio justo.

¿Qué es una Dictadura?

Una dictadura es un sistema de gobierno donde una persona o un grupo tienen el poder absoluto y no permiten elecciones libres ni la participación de los ciudadanos. En una dictadura, los derechos y las libertades suelen estar restringidos, y quienes se oponen al régimen pueden ser perseguidos o reprimidos.

Características de una dictadura:

  • Concentración del poder: Una sola persona o un pequeño grupo toman todas las decisiones.
  • Ausencia de elecciones libres: Los ciudadanos no pueden elegir libremente a sus gobernantes.
  • Represión de derechos: Libertades como la de expresión o el derecho a protestar están severamente limitadas.

Ejemplos de dictaduras y democracias:

  • Democracias: España, Francia, Estados Unidos.
  • Dictaduras: Corea del Norte, Siria.

En conclusión:

El Estado y el Gobierno son fundamentales para entender cómo se organiza la vida política de un país. Mientras que el Estado es permanente y abarca las instituciones, el Gobierno es temporal y cambia según las elecciones. Además, los países pueden organizarse de distintas formas, como Estados centralistas, federales o autonómicos. Y, en cuanto a los tipos de gobierno, encontramos democracias, donde los ciudadanos tienen el poder, y dictaduras, donde un pequeño grupo controla todo.

Actividades:

  1. Define con tus palabras qué es un Estado y qué es un Gobierno. ¿En qué se diferencian?
  2. Investiga sobre una Comunidad Autónoma de España. ¿Qué competencias tiene y cómo afectan a la vida diaria de sus ciudadanos?
  3. Busca ejemplos de países que sean Estados federales. ¿Cómo se diferencian de España?
  4. Explica las funciones de un gobierno democrático y compáralo con las de un gobierno dictatorial.
  5. ¿Por qué crees que es importante que existan gobiernos democráticos? Apoya tu respuesta con ejemplos de países actuales.