THE VICTORIAN ERA

Queen Victoria I. Source: Wikipedia.

The Victorian era can be considered as the zenith of the Industrial Revolution and the British Empire. This period was characterised by major changes in politics and culture and it can be delimited by the reign of Queen Victoria from 1838 to 1901. As the queen´s ruler-ship lasted 64 years, it is so far as the second longest regime ever in England after Elizabeth II, Victoria’s great-great-granddaughter. It can be divided into three different periods:  

  • From 1838 until 1851 is a period of growth. Industrialisation grew more and more.  
  • In 1851 the Great Exhibition in London started the second and golden period, which finished in 1873. England became the leading industrial country in the world. This period witnessed crucial social changes.  
  • Finally, from 1873 until 1901 is the last Victorian period. During this phase England lost its supremacy. On the other hand, the society, labour movement and Ireland problems sharpened. 

The population grew from approximately 25 million in 1801 to almost 40 million people at the end of the century. In the early 19th century, the most of people in Great Britain lived in the countryside. Goods and people were transported by horses, communications were scarce and barely the half people could read and write. Nevertheless, in 1880 the rural population was only 10% of the total working population and the lack of food was replaced with imports. At the end of Victoria’s reign, changes were significant: electric streetlights in major cities, telegraph, steamships, city dwellers, subway trains, railway network settlement, compulsory education and women legal status improvement. The railway revolution brought the different corners of the country closer together, allowing the transportation of materials and people over great distances in a short time in little more than 60 years, with a huge increase in the commercial, transport, mining and industrial sectors.  

However, social problems caused by industrialisation became more and more important: overcrowded cities caused lack of hygiene, or more specifically the London Great Stink in 1858.  

Regarding to society, middle class grew notoriously from 1851 and became very important. Its opinions, behaviour, moral values, likes, etc… were adopted by upper and lower classes. Society in Victorian times was characterized by excessive vigilance of customs, subject to morality and discipline, with rigid prejudices and severe prohibitions. Victorian values could be defined as puritanical, emphasizing at the time the values of savings or the eagerness to work. On the other hand, males dominated the scene both in public spaces and in privacy. Women were due to private places, with a status of submission and care for their children and the home. The social rejection towards vice also translates into sex, related to low passions and its animal character derived from meat. Therefore, chastity was a virtue that had to be guarded and watched over. In this sense, another clear example was the conviction for homosexuality of the Irish writer Oscar Wilde. 

By the end of Victorian era, almost the half of world population was under queen Victoria’s governments. Victorianism was, for the most part, a period of political stability and a certain reformism, tending increasingly toward liberalism. This, despite the fact that Great Britain was at war for practically the entire period. The following video is quite interesting for illustrating this period:  

LA ESPAÑA DEL SIGLO XIX

El siglo XIX en España. Elaboración propia.

El siglo XIX en España es especialmente complejo pues coincide el final del Imperio español con la implantación a trompicones y más bien tímida de un Estado liberal y, con la frágil y puntual industrialización del país. La batalla de Trafalgar en 1805 abrió un nuevo periodo en España de decadencia que durará hasta bien entrado el siglo XX. En este sentido, si el ochocientos fue la centuria de la modernización socioeconómica de las sociedades de la Europa occidental; España vivió una serie de bandazos políticos entre el absolutismo y el liberalismo que perjudicaron el desarrollo de nuestro país. Aunque en 1801 había 11,6 millones de habitantes y en 1900 se alcanzaron los 20, la situación socioeconómica no mejoró paralelamente: España seguía siendo un país agrario, aunque con una tímida transformación industrial muy puntual y unos índices de analfabetismo que seguían siendo especialmente significativos a pesar de las mejoras relativas -56% a finales de siglo frente al 95% en los primeros años del XIX-.

Dentro del liberalismo, la preferencia por Isabel II por el Partido Moderado y los breves gobiernos de los progresistas, provocó que la oposición se uniera y en 1866 firmara el Pacto de Ostende, mediante el cual se pretendía derribar la monarquía, personalizada en la figura de Isabel. Dos años más tarde, los centristas de la Unión Liberal se unieron a este tratado, comenzando la que se denominó como «Revolución Gloriosa», iniciándose así el Sexenio Democrático, periodo especialmente ajetreado -en el cual se instauraría una república durante once meses y surgiría un nuevo movimiento revolucionario, el cantonalismo, cuyo máximo exponente sería el ejemplo del Cantón de Cartagena– que finalizaría con la Restauración borbónica en 1874 con la llegada al trono de Alfonso XII, hijo de la antigua reina.

Por otra parte, los militares tomaron un papel decisivo en la formación de los diferentes gobiernos a través de los pronunciamientos. Desde la década de los 30, una serie de contiendas civiles, las denominadas guerras carlistas -hubo tres y varias rebeliones- tampoco ayudaron especialmente. ¿Un siglo perdido en la historia de España? ¿tal vez no especialmente aprovechado? En la imagen se muestra los principales periodos y los reyes de España del siglo XIX. Para prueba de inestabilidad política, el elevado número de constituciones que se decretaron durante la centuria –en este enlace tienes los datos más importantes de cada unaEn el siguiente enlace hay un interesante resumen del siglo XIX español.

LAS UNIFICACIONES DE ITALIA Y ALEMANIA

Hasta el último tercio del siglo XIX, Italia y Alemania existían sólo como un amplio concepto geográfico y no como los Estados que son hoy en día.

En Italia, y dentro del contexto de las revoluciones burguesas, el «Risorgimento» promueve la conciencia nacional en la península itálica y por tanto la creación de un sólo Estado en este territorio. En este sentido, el papel de algunas sociedades secretas como los «carbonarios» es muy importante. Sin embargo, una serie de obstáculos dificultará durante varias décadas la unificación italiana. Entre estos, nos encontramos con la presencia de Austria en una parte importante del territorio italiano, los acuerdos del Congreso de Viena (1815) que impedían la creación de un nuevo Estado o la incógnita de qué ocurriría con Roma, la capital del papado.

En cuanto al proceso en sí mismo, presentó la siguiente casuística: En 1859, franceses y piamonteses combatieron contra Austria, obteniendo estos últimos a cambio la región de Lombardía. Un año más tarde, los ducados de Parma, Módena, Lucca y Toscana deciden unirse mediante sendos plebiscitos a Lombardía. Garibaldi junto con la expedición de los Camisas Rojas -la expedición de los mil- desembarca en Sicilia y Nápoles, incorporando el reino de las Dos Sicilias al de Piamonte-Cerdeña. En 1861, Víctor Manuel II se proclama rey de Italia. Ya sólo queda resolver la cuestión romana y echar a Austria de Venecia: los italianos aprovecharán la alianza con Prusia en la guerra Austro-Prusiana para tomar el Véneto y convertir Roma en capital del país en 1871. En el siguiente vídeo se resume el proceso de unificación italiana en un par de minutos:

En cuanto a la unificación alemana, la Unión Aduanera -Zollverein- capitaneada por Prusia fue un serio antecedente de lo que posteriormente se convertiría en la nación alemana. La cuestión estaba en quién iba a dirigir la creación de ese nuevo Estado alemán, si Prusia o Austria, hecho que se decidió en 1866 tras la derrota de los austríacos a mano de los prusianos en la batalla de Sadowa. El proyecto de Otto von Bismarck de crear una «pequeña Alemania» con Prusia a la cabeza se impondrá al austríaco en el que esta última encabezaría la creación de la nueva «Gran Alemania». En 1870-71 tiene lugar la guerra franco-prusiana, en la que Prusia junto con otros Estados alemanes vencerán a Francia y le arrebatarán Alsacia y Lorena. De este modo, en 1871, en el palacio de Versalles, se coronará emperador -káiser- del segundo Imperio alemán -segundo Reich-.

La explicación de la unificación alemana en un vídeo de dos minutos, a continuación:

Mucho más resumida la información de las unificaciones italiana y alemana en el siguiente cuadro:

Unificaciones italiana y alemana. Cuadro resumen. Elaboración propia.

¿Cuánto sabes de las unificaciones italiana y alemana?¿Te atreves a hacer un test? Sólo tienes que hacer click en este enlace o también en este.

LAS REVOLUCIONES BURGUESAS DEL SIGLO XIX

Derrotado Napoleón en la batalla de Waterloo, los intentos del Congreso de Viena (1814-15) por volver al Antiguo Régimen y a las fronteras prenapoleónicas no tuvieron demasiado éxito puesto que en muchos lugares de Europa surgieron una serie de revoluciones más o menos espontáneas que tuvieron en la defensa de los valores nacionales y en la implantación del liberalismo su máximo exponente. En este sentido, podemos destacar hasta tres oleadas revolucionarias:

Revoluciones de 1820: Tuvieron lugar en España, Grecia, Portugal, Imperio ruso y Piamonte-Cerdeña y Dos Sicilias. En el caso de España, el comandante Riego realizó un pronunciamiento militar mediante el cual hizo jurar la Constitución de 1812 al rey Fernando VII. En 1823, los Cien Mil Hijos de San Luis -l’Expédition d’Espagne- enviados por la Santa Alianza, entraron en España desde Francia y restituyeron el poder absoluto del monarca, terminando así el denominado «trienio liberal». En Grecia, la revolución de 1821 culminaría con la independencia del Imperio otomano en 1829.

Revoluciones de 1830: En Francia, el absolutismo de Carlos X daría paso a la monarquía parlamentaria de Luis Felipe de Orleans. Bélgica se independizaría de Países Bajos en 1830. Las revueltas en Polonia contra el Imperio ruso y las de algunos Estados italianos terminaron fracasando.

Revoluciones de 1848: Uno de los detonantes fue las malas cosechas debidas a un hongo que afectó a la patata -crisis de la patata- que provocó importantes hambrunas. Se produjeron en Francia, Confederación germánica, Imperio austríaco y varios Estados italianos. Denominadas la «primavera de los pueblos» por su contenido nacionalista. A partir de esta oleada revolucionaria, surge un nuevo movimiento, el obrero, que reivindicaría mejoras en las condiciones de vida de los trabajadores. En el caso de Francia, se producirá la caída definitiva de la monarquía, instaurándose la II República con Luis Napoleón Bonaparte a la cabeza, quien años más tarde -1852- proclamará el II Imperio como Napoleón III.

Aunque las revoluciones burguesas terminaron en relativo fracaso, dado que se suspendieron muchas de las constituciones aprobadas en esta época, el liberalismo avanzó de forma importante, puesto que se amplió el derecho al voto en muchos de los países. Echa un vistazo al siguiente vídeo en el que se hace un interesante resumen:

Las grandes revoluciones

¿Cuánto sabes sobre las revoluciones burguesas del siglo XIX?¿Te atreves a hacer un test? Sólo tienes que hacer click aquí.

Placa conmemorativa de las revueltas de 1820 en Murcia.